El Gran Cañón… un sueño real

Nuestro sueño era visitar uno de los lugares más impresionantes del planeta; unas de las maravillas de la naturaleza: El Gran Cañón del Río Colorado… y estábamos a 9 meses de cumplirlo. Pero queríamos que la experiencia fuera intensa e inolvidable, por lo tanto, comenzamos a buscar unas buenas rutas de trekking y lugares para acampar en el parque.

La preparación…

Lo primero fue la búsqueda de un sitio de camping. Dentro del parque hay múltiples opciones. Nosotros elegimos quedarnos lo más cerca del borde del cañón, en el camping llamado Mather Campground (a unos 600 mts. del borde).

Como los gringos son bien organizados, las reservas se hacen con 6 meses de anticipación y se acaban rápido. Fue el 12 de marzo que logramos arrendar un sitio por 2 noches.

Luego pasamos a la elección de las rutas de trekking. Habían muchas opciones, con distintos niveles de dificultad. Finalmente, tras investigar varias opciones y leer muchos comentarios de visitantes, decidimos hacer una travesía que nos llevaría desde el South Rim (borde sur del cañón) hasta el Río Colorado y de vuelta. Las rutas elegidas fueron:

  • South Kaibab Trail para bajar al río (11,4 km con 1.460 mts. de desnivel) y
  • Bright Angel Trail para subir de vuelta (12,9 km con un desnivel de 1.340 mts.)

¡¡¡Un total de 24kms!!! (¿será por eso que el parque no lo recomienda hacer en un solo día?… pero bueno, muchos lo hacen).

Con el objetivo ya trazado, ahora solo faltaba esperar y, por su puesto, entrenar para semejante travesía.

Llega el gran día…

El día 12 de septiembre de 2019, tras unas 7 horas manejando desde Las Vegas, llegamos a nuestro sitio de camping, ya de noche. Armamos todo, comimos algo y a descansar para el desafío.

Nuestro sitio era el 215 en el camping Mather Campground. Los Ranger pusieron el post debido a que, a la hora que llegamos, cerca de las 22:00, ya no estaban haciendo checkin.

El día viernes 13, cerca de las 6:00 de la mañana, desperté a Joce y le pregunté si se sentía con energías para hacer la travesía, ya que llevábamos varios días sin parar recorriendo Sn. Francisco y Las Vegas, así que había un poco de cansancio en el cuerpo. Si embargo Joce dijo que sí y nos levantamos. Desayunamos cereales con leche y fruta, preparamos las raciones de marcha y el agua (mucha agua por recomendación del parque), bastones de trekk… todo listo.

6:15 AM y ya estábamos listos para la aventura.

Caminamos hasta fuera del camping donde pasaría el bus turístico del parque (gratuito) que nos llevaría hasta el punto de inicio del trekk.

A las 7:00 el bus nos dejó en Yaki Point (2.140 msnm), donde nos recibió un pequeño grupo de ciervos-mula, muy comunes en el parque.

Iniciamos nuestro trekk a las 7:05 AM. El sol recién se asomaba en el cañón y la vista ya era sobrecogedora.

Solo ver esa inmensidad nos llevó casi a las lágrimas. Era la primera vez que veíamos el cañón en vivo.

El descenso inicial por el sector llamado The Chimney (la chimenea) termina en el primer mirador llamado Ooh-Aah Point (1.935 msnm), allí llegamos a las 7:40AM. Tras las fotografías respectivas seguimos la larga bajada.

La Chimenea
Foto tomada en Ooh-Aah Point. Ya nos dábamos por pagados con esa vista.
Nativaventura presente.

El siguiente tramo, fue quizá uno de los más hermosos de la bajada. Pasamos por zonas de tierras amarillas, rojizas y blancas, un par de quebradas y un tunel de 10mts. entre la roca sólida. Llegamos hasta el sector llamado The Tipoff (1.220 msnm). Desde aquí ya podíamos divisar claramente el Río Colorado. Eran las 10:00AM.

El sector The Tipoff permite tener una clara vista del Río Colorado.

La bajada se hacía cada vez más fuerte, las piernas ya pesaban bastante, pero nos dábamos ánimo ya que el río estaba cada vez más cerca.

A punto de llegar al río.

Finalmente llegamos al Puente Colgante Kaibab a las 11:15. Cruzamos y nos dirigimos al sector de camping llamado Bright Angel. En este tramo, que recorre la orilla norte del Río Colorado en dirección oeste (por unos 400 mts.), existen vestigios de pueblos originarios del sector.

Cruzando el puente colgante Kaibab.

En el camping y orillas de un pequeño estero que baja hacia el Río Colorado (750 msnm), nos refrescamos, comimos y repusimos fuerzas para el regreso. La temperatura alcanzaba los 35°C aproximadamente.

A las 12:20, iniciamos nuestro regreso por la ruta Bright Angel, cruzando el puente colgante del mismo nombre (740 msnm).

Cruzando el puente colgante Bright Angel. Al fondo se aprecia el puente colgante Kaibab.

La primera parte de esta ruta recorre la orilla sur de Río Colorado en dirección oeste por casi 2,5km. En este tramo nos encontramos con una pareja de novios rusos, quienes nos preguntaron si subiríamos por Bright Angel y si era el camino correcto, a lo cual respondimos que sí. Vimos el alivio en el rostro de ella, que se veía bastante preocupada, ya que pensaban que se habían pasado de la entrada hacia la quebrada que se interna por el cañón en dirección sur. Preguntaron si podían seguirnos y les dijimos que no había problema.

Rivera sur del Rio Colorado. Al fondo se divisan los puentes colgantes Bright Angel y Kaibab.

Un poco más adelante nos internamos por esta especie de amplia quebrada con bastante vegetación y un pequeño estero. La presencia de agua en esta ruta fue la principal razón por la que elegimos subir por ahí, ya que, a esta altura del trekk, la temperatura ya llegaba cerca de los 40°C.

Muchas ardillas pueden ser vistas en las distintas rutas. Esta ni se inmutó cuando pasamos. Ella seguía comiendo.

Las siguientes dos horas por esta quebrada fueron bastante duras, más que todo por el calor… Yo comencé a sentir malestar y cansancio extremo, lo cual me obligó a bajar un poco el ritmo. Joce siguió a paso firme y la perdí de vista en algunos tramos, quizá por unos 100 metros.

Poco antes de llegar al camping Indian Garden, logré alcanzar a Joce.

Luego de casi tres horas de ruta en subida (6,5 km) llegamos al sector de camping llamado Indian Garden a las 15:15 (1.150 msnm). Una amplia zona con abundante vegetación debido a la presencia del estero. Aquí descansamos refugiados del calor. Repusimos energías comiendo algo de chocolate y cereal. Tomamos mucha agua y repusimos nuestros camel. Unos diez trekeros más descansaban en esta zona: koreanos, franceses, gringos y el par de chilenos. Poco antes de salir nuevamente a la ruta llegó la pareja rusa. Se veían cansados, pero tras una señal indicaron que estaban bien.

Un venado en el camping Indian Garden. Nos miró asustado y nosotros también.

A las 15:30 partimos de Indian Garden. Se venía la parte más dura de la ruta: un interminable y amplio zigzag que remonta 750 mts. de desnivel hasta los 1.900 msnm. Esta parte de recorrido fue muy come piernas… fue eterno. Llegamos al final del zigzag cerca de las 17:45, siempre con la sensación física de no poder más, pero en la mente con la convicción de llegar arriba como fuese.

El rostro lo dice todo.

¡¡¡Solo quedaban 200 mts de desnivel!!! Los hicimos con paradas a intervalos de 10 minutos o menos. Sentía que mis articulaciones no me respondían. El desgaste no era tanto muscular como articular. Las rodillas y los tobillos ya no daban más. Sin embargo, durante los descansos, las vistas hacia el cañón recompensaban totalmente el desgaste. Ver el atardecer ponerse sobre las formaciones deleitaba la vista y hacían olvidar por momentos el cansancio.

Foto tomada desde el final del zigzag eterno. Abajo se aprecia la zona de camping Indian Garden con abundante vegetación.

En este último tramo vimos mucha gente bajando hacia uno de los miradores que existen poco más abajo. La mayoría iba con grandes trípodes y cámaras profesionales. Nos preguntábamos por qué tanto interés en ese mirador. Al final de nuestra travesía lo sabríamos.

Foto tomada desde los 1.950 msnm. en dirección norte. Solo a 50 mts. del borde.

Finalmente, a las 19:10, llegamos al borde del cañón (2.080 msnm). Casi oscuro. Agotados. Cansados físicamente, pero con la moral por los cielos. Felices y satisfechos de haber completado el desafío que nos habíamos planteado. La fotografía siguiente fue tomada por unos turistas españoles que nos detuvieron en ese sector y nos preguntaban de dónde veníamos. Tras una amena charla nos despedimos, sin antes prestarle un par de bastones a la señora para una foto porque quería presumir ante sus amigas que había hecho trekking en el gran cañón.

Caminando por el borde del cañón hacia la parada bus que nos llevaría al sector de camping, nos sorprendió ver una hermosa luna llena, amarilla y muy grande, saliendo por el cañón, iluminando el quebrado paisaje (por eso tanta gente bajando al mirador). Fue el mejor premio que pudimos tener por tan hermosa y agotadora experiencia.

La foto no le hace juicio al real espectáculo que fue ver salir la luna.

Ya en la parada del bus, sin las mochilas puestas ni los bastones en las manos, lloramos al darnos cuenta, primero, del GRAN esfuerzo que hicimos para llegar arriba, y segundo, de felicidad de haberlo logrado.

Dormimos como guagua esa noche.

Al día siguiente, las piernas pesaban. Desayunamos e intercambiamos nuestra experiencia del día anterior. Desarmamos nuestro camping y nos fuimos a recorrer los miradores del borde del cañón, como simples turistas. Ahí, recién ahí, dimensionamos distancias y alturas. Nos sentimos orgullosos uno del otro.

Nuestro sitio de camaping.

Nos fuimos del Gran Cañón pasado el mediodía con dirección noreste. Nos dirigíamos al límite de Arizona y Utha, al país Navajo, para visitar el lejano oeste. Nuevas aventuras nos esperaban en los siguientes cuatro parques que visitaríamos.

Pero esta aventura fue especial… porque el sueño se había hecho realidad.

Aquí te dejamos el video de nuestra experiencia…

GUARDIÁN DEL VALLE: CERRO EL PLOMO

«El alpinista es quién conduce su cuerpo allá dónde un día sus ojos lo soñaron». [Gaston Rébuffat]

Por Roberto Salazar Ortega.

Como parte de nuestros desafíos como equipo, y por tercera vez, nos fuimos a intentar nuevamente el “guardián del valle” o cerro El Plomo de 5.424 MSNM. Las dos veces anteriores no pudimos hacer cumbre. La primera vez por puna de uno de los nuestros y  la segunda vez, fui yo el que me sentí mal (ya iba congestionado de Santiago). Pero esta vez, la tercera, planificamos muy bien la salida, entrenamos durante todo el año y nos fuimos: Eva, Moisés y yo (Roberto)

….El comienzo

Decidimos subir por la Parva. Pensamos que ese día 31 de diciembre de 2019, el andarivel que lleva al portezuelo “El Franciscano” estaría funcionando, así nos ahorraríamos 2 horas y media de caminata hasta aquel portezuelo. Para nuestra sorpresa no fue así, el andarivel no estaba funcionando. Pero ya estábamos ahí, así que asumimos que deberíamos caminar esas 2 horas  media. Eran las 4 de la tarde. La idea de subir por el andarivel era para caminar 4 horas solamente y llegar con luz al primer campamento: Piedra Numerada a 3.370 metros sobre el nivel del mar.

Portezuelo el Franciscano

Pero la jornada ese primer día se nos extendió a  unas 6 horas y media aproximadamente. Fue duro y frustrante para mí haber caminada esas dos hora y media de más. Pasado el estero las Llaretas, sobre la última bajada a “Piedra Numerada”, me vino un bajón y me sentí responsable de haber elegido esa ruta. Pienso que el peso que llevábamos sobre la espalda más esas dos horas de caminata extra, que no teníamos contempladas, hicieron que me desmotivara por algún momento. Pensé hasta en pedirles a mis compañeros de cordada en que abortáramos la expedición.  Por un momento llore como un niño, tal vez fue rabia, cansancio, pero siento que con ese llanto y con el apoyo de mi compañera Eva, que estaba en ese momento, solté todo lo que tenía acumulado en esas 5 horas y media de caminata. Llegamos a nuestro primer campamento a eso de las 9 y media de la noche. Moisés había llegado unos 40 minutos antes, y ya preparaba el campamento y cena para después descansar. Esa jornada cenamos, comenté lo que me había pasado, en fin, ya estaba nuevamente motivado, más aún, ver al “guardián del valle” de noche con su glaciar y rodeado de miles de estrellas. Nos tomamos algunas fotos para capturar el momento y nos fuimos a dormir.

Nuestro segundo día comenzó a las 8 de la mañana. Un día maravilloso, tomamos el desayuno y comenzamos a levantar el campamento. Varias carpas habían alrededor, pero un grupo destacaba.

Eran de una empresa, Vertical creo que se llamaba. Eran alrededor de 15 carpas y unas 4 carpas-comedor. También iban a subir el cerro El Plomo. Partimos ese segundo día a eso de las 10 de la mañana, por suerte en el estero El Cepo no hubo que meterse al agua, a esa hora no traía tanto caudal, como suele suceder al atardecer producto de los deshielos. Lentamente avanzamos, sin apuro, ya que lo importante era no sentir ningún malestar producto del MAM (Mal de Altura de Montaña). Agua… mucha agua le hice tomar a mis compañeros de cordada. La idea fue que, la primera jornada, tomáramos 1 litro y medio de líquido. Este segundo día 2 litros de agua durante el trekking y el día de cumbre 2 litros de líquido más. Para este caso llevamos de esos jugos isotónicos en polvo. Llegamos a campamento “Federación”, 4.100 msnm, a las 4 de la tarde aproximadamente. Fuimos a conocer el nuevo refugio “Cristobal Bizarri”, en el que caben unas 12 personas y que habían instalado e inaugurado el 2019 en honor al montañista chileno, que perdió la vida en el Parque Nacional Huascarán, cordillera blanca, Perú.

Refugio Cristobal Bizarri, Campamento base «Federación»

Llegamos y estaba ocupado con una cordada compuesta por 3 personas. Venían de hacer cumbre en El Plomo. Agotados y cansados nos dijeron que comían algo y ordenaban sus cosas por que bajaban ese mismo día hasta Valle Nevado. Así que decidimos quedarnos en el refugio y no armar nuestra carpa. Preparamos nuestro almuerzo, comimos y organizamos las cosas para el día de cumbre. Estábamos en eso cuando llegan dos personas al refugio, preguntando si podrían alojar ahí. ¡Claro! Les dijimos, no hay problema, espacio hay y mientras más personas más calor hay, considerando el frio que hace en la montaña. Cabe destacar que el refugio es agradable y muy térmico. No pasamos frio. Hay que agregar también que a diferencia de los otros años que intentamos cumbre el frio era mayor. Las dos personas que llegaron eran un guía y su cliente norteamericano que venía de subir el Kilimanjaro en África, de unos  5.895 msnm y ahora se disponía a subir el guardián de valle: El Plomo. Todo ordenado y dispuesto nos fuimos a acostar a eso de las 7 u 8 de la tarde.

Vista desde sector La Hoya hacia campo base Federación

Las alarmas de nuestro celulares sonaron al unísono a las 3 de la madrugada, hora que habíamos decidido levantarnos, tomar desayuno y salir camino a la cumbre. Estaba helado, por lo menos unos 2 a 3 grados bajo cero. A medida que ascendíamos la temperatura fue bajando. Decidimos, después de unas 2 horas de caminata, tomarnos un café en el refugio “Agostini” a unos  4.600 metros. Es un pequeño refugio para unas 5 personas, construido en los años 60. Nos quedamos 1 hora ahí, esperando que amaneciera un poco y que el sol, que ya comenzaba a salir, nos pudiera entregar un poco de calor. Hacía frío. Las manos, a pesar de los guantes, las teníamos heladas.

Moisés preparando el café.
Refugio Agostini

Seguimos el largo caminar que hay desde el refugio Agostini hasta la cumbre con hermosos paisajes. Las fotos son lindas, pero estar ahí y maravillarse con el paisaje cordillerano es otra cosa. Poco antes de cruzar el glaciar “Iver” pasamos por el centro ceremonial de altura Inca o “Adoratorio” a unos 5.200 msnm. Este centro ceremonial se compone de 2 grupos: El “Adoratorio” y unos 200 metros más arriba el “Enterratorio”. (https://www.mnhn.gob.cl/613/w3-article-5029.html?_noredirect=1) (https://www.andeshandbook.org/media/documents/2_Cerro_Plomo.pdf)

Eva y yo descansando. Atrás la pirca o adoratorio Inca a unos 5.200 msnm
Glaciar «Iver»
Enterratorio Inca. Se puede apreciar los vestigios de las fosas.

Llegamos para cruzar el glaciar Iver. Son unos 80 metros de hielo y para cruzarlo fue necesario ponernos los crampones para mayor seguridad. Seguimos el camino a la cumbre. Cada paso costaba más. Cuando llegamos al “Enterratorio” Inca, ya se podía visualizar la cumbre. Entre lomas y lomas no llegábamos nunca. Pareció eterno es pequeño tramo hasta la cumbre. Finalmente y justo al mediodía, coronábamos esa cumbre tan anhelada. Primero llego Moisés, luego Eva y finalmente yo. Cuando llegué a la cumbre nos abrazamos y lloré. Recordé lo que me había pasado la primera jornada y verme ahí en la cumbre fue emocionante. Creo que para mis compañeros de cordada fue lo mismo. Descansamos un par de minutos mientras nos tomábamos las fotos de rigor (Foto de cumbre) y comenzamos el descenso. Aún nos quedaban unas 4 a 5 horas de descenso.

En la cumbre

De vuelta en el refugio “Cristobal Bizarri” en campo base “Federación”, almorzamos a eso de las 5 de la tarde, ordenamos nuestros equipos y comenzamos a descender para pasar la última noche en campamento Piedra Numerada. Esta vez, antes de llegar a Piedra Numerada, tuvimos que meternos al agua en el estero El Cepo, que ahora sí traía agua…y helada. Una vez en Piedra Numerada, armamos nuestra carpa, cenamos y nos dispusimos a descansar, después de la agotadora jornada.

De vuelta hacia campamento «Piedra numerada»

Para el día 3 enero 2020, nuestro cuarto día en la montaña y con más relajo, desayunamos y levantamos campamento y comenzamos el descenso hacia la Parva. El cansancio era visible en el equipo, algunas resbaladas, sin consecuencias gracias a Dios, denotaban ese cansancio y algún que otro calambre. Llegamos por fin hasta nuestro vehículo, que hace rato veíamos desde lejos, pero parecía que nunca llegábamos a él. Nos abrazamos y nos tomamos la última foto, esa que es la verdadera foto de cumbre: cuando todo el equipo llega sin novedades hasta donde se empezó.

Ultimo día en la Montaña
Esta es la verdadera foto de cumbre

Gracias al equipo que logró este desafío: A mi pareja y compañera apañadora Eva y a la máquina de mi hermano Moisés.

Nos vemos la próxima…… En el cerro!!!